Quizás quisiste decir: coran
Un solo hombre: "El caballero sonrió enternecido. —Ted es así. Ya lo verás. Parece un tarzán. Siempre lleva medio pecho al descubierto, los pelos enmarañados, las manos callosas y en sus ojos color avellana hay un mundo de oculta ternura. —Mucho le quieres. —Sí. Era un gran muchacho y no creo que haya cambiado. Pese a su exterior rudo, resulta un hombre sensible, lleno de virtudes. Pero hay que ahondar para verlas, para palparlas. Nunca lo juzgues por su exterior. A las personas así hay que hurgarlas, analizarlas por dentro. Son personas con valores ocultos."
Nos conocimos así: "¡Era muy guapa! No, guapa, no. Atractiva. Tenía algo en los ojos. ¡Qué azules eran! Y la boca… ¡Qué boca! Bueno, sería grato perder allí la suya. Se asustó. "¿Qué piensas, Adolfo? ¿Desde cuándo eres tú un sádico?" Sin poderlo evitar pensó en sus aventuras. ¡Sus aventuras americanas, inglesas, alemanas, rusas…! "El complejito". Sí, quizá tuviera complejos de timidez con las amigas de su madre, pero… La culpa de ello la tenía la sociedad. Las mujeres audaces, su falta de mundología… "Trabajé demasiado, pensó con desaliento. Toda la vida estudiando. Se me olvidó la forma de divertirme."
Acéptame como soy: "Pedro se despabiló y, como en aquel instante salía Marcela de casa levantando el cuello de su pelliza, se apresuró a salir sin despedirse siquiera de sus padres. —A éste —refunfuño el padre— se le olvidó el tren hace tiempo. —Si dejaras al chico. —Pero, Piedad, es que me revienta. ¿Acaso no la vio cuando tenía dieciséis años? —Claro que sí. La vio toda la vida —decía la esposa defendiendo siempre a su hijo— pero en aquel entonces andaba demasiado liado con los estudios de aparejador. —Eso es, hala, y cuando …
Dime si eres ella: "—Soy soltero, libre, sin compromiso y con unos locos deseos de pasarlo bien con una chica como usted. ¿Quiere que vayamos juntos esta noche? —No salgo nunca por las noches —dijo Martha con apacible acento, pero con deseos de propinarle dos bofetadas, por su insolencia. —Le aseguro que conmigo lo pasaría muy bien. —No lo dudo, señor, pero no voy a aceptar su invitación. —¿Nunca acepta invitaciones? —Nunca —y como ya terminara, añadió secamente—: Está usted listo."
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