Abuelas queridas, ¡Que vivan sus derechos!
Guadalupe Loaeza
Abuelas queridas, ¡que vivan sus derechos! Sí, las abuelas tienen derechos, aunque algunas lo desconozcan. Este libro no es una guía legal ni tampoco un manual de autoayuda, es simplemente una invitación a reflexionar acerca de esta maravillosa etapa, la “abuelez”. Abuelas queridas, ¡que vivan sus derechos! es la continuación de El Arte de ser Abuela, el libro en el que Guadalupe Loaeza nos adentró en una zona que conoce bien desde hace nueve años: el amor incondicional que provocan los nietos. Esta vez, en colaboración con la psicóloga Adriana Luna Parra, nos invitan a recuperar sueños, aceptarnos y respetarnos …
Abuelas queridas, ¡que vivan sus derechos!
Sí, las abuelas tienen derechos, aunque algunas lo desconozcan. Este libro no es una guía legal ni tampoco un manual de autoayuda, es simplemente una invitación a reflexionar acerca de esta maravillosa etapa, la “abuelez”.
Abuelas queridas, ¡que vivan sus derechos! es la continuación de El Arte de ser Abuela, el libro en el que Guadalupe Loaeza nos adentró en una zona que conoce bien desde hace nueve años: el amor incondicional que provocan los nietos.
Esta vez, en colaboración con la psicóloga Adriana Luna Parra, nos invitan a recuperar sueños, aceptarnos y respetarnos en nuestro ser de hoy, para reconocernos en el reloj social y disfrutar el postre de la vida.
Abuelas queridas, ¡que vivan sus derechos!
Sí, las abuelas tienen derechos, aunque algunas lo desconozcan. Este libro no es una guía legal ni tampoco un manual de autoayuda, es simplemente una invitación a reflexionar acerca de esta maravillosa etapa, la “abuelez”.
Abuelas queridas, ¡que vivan sus derechos! es la continuación de El Arte de ser Abuela, el libro en el que Guadalupe Loaeza nos adentró en una zona que conoce bien desde hace nueve años: el amor incondicional que provocan los nietos.
Esta vez, en colaboración con la psicóloga Adriana Luna Parra, nos invitan a recuperar sueños, aceptarnos y respetarnos en nuestro ser de hoy, para reconocernos en el reloj social y disfrutar el postre de la vida.
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