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Se une a Poesía Portátil la voz de Anne Sexton, una de las poetas más importantes de la poesía norteamericana del siglo XX.
Anne Sexton convirtió su vida en materia poética. Fue pionera en la lírica confesional y abrió así el camino para otras escritoras que admiraban su exposición cruda de la intimidad y un tratamiento de temas considerados tabú, para la escritura en general y para una mujer en particular. La sinceridad vital que caracteriza su obra pone al descubierto pasión y dolor. «Poemas y solo poemas me han salvado la vida», decía, aunque finalmente no fuesen suficiente …
Se une a Poesía Portátil la voz de Anne Sexton, una de las poetas más importantes de la poesía norteamericana del siglo XX.
Anne Sexton convirtió su vida en materia poética. Fue pionera en la lírica confesional y abrió así el camino para otras escritoras que admiraban su exposición cruda de la intimidad y un tratamiento de temas considerados tabú, para la escritura en general y para una mujer en particular. La sinceridad vital que caracteriza su obra pone al descubierto pasión y dolor. «Poemas y solo poemas me han salvado la vida», decía, aunque finalmente no fuesen suficiente para evitar que a los XX años se quitara la vida. Esta selección, a cargo de Luna Miguel, bordea la sexualidad femenina y la violencia hacia el cuerpo de las mujeres.
Reseñas:
«Muy serio, muy espectacular, muy genial, muy desasosegante.»
Juan José Millás
«La actualidad de la poesía de Anne Sexton es absoluta: nada de ella ha perdido hoy vigencia.»
Jaime Siles, ABC Cultural
«Heroína de la ciénaga, la miseria, el dolor y la cloaca. Nadie sale indemne de su lectura.»
Ángeles López, La Razón
«Quien acude al don de Anne Sexton no puede salvarse de su mensaje amenazador»
José Luis Reina Palazón, traductor de Anne Sexton
«Ella, siempre intensa, no dejaba indiferente a nadie.»
Elsa Fernández Santos, El País
«Una aristocracia de anomalía y tristezas.»
Antonio Lucas, El País
«Nadie como ella ha hablado con mayor profundidad sobre el cuerpo de la mujer, no como fantasía masculina, sino como sangre, carne, piel y placer propio.»
Elena Hevia, El Periódico
«La confesión en ella ni es impostura ni exhibicionismo, sino que emana de una sinceridad vital que pone al descubierto tanta pasión como dolor.»
Xesús Fraga, La Voz de Galicia
Amor, muerte, poesía. Los tres ejes del Libro de los gorriones, las Obras de
1871 (Fortanet, Madrid), con que son menos conocidos los lapidarios versos de
Gustavo Adolfo Bécquer (Sevilla, 1836 - Madrid, 1870) allí reunidos y aquí
ofrecidos en el orden de lo publicado tras la muerte -prematura, recóndita-
del poeta, quien, sabido es, no llegó a verlos, juntos, en letras de molde. A
varios amigos verdaderos se adeuda su inmortalidad, usando de esa tradición
hispana de consolar viudas y huérfanos mediante fastos póstumos.
¿Romanticismo? Sin público ni alardes de eficacia escénica, sin la hueca
pasión que ansía …
Amor, muerte, poesía. Los tres ejes del Libro de los gorriones, las Obras de
1871 (Fortanet, Madrid), con que son menos conocidos los lapidarios versos de
Gustavo Adolfo Bécquer (Sevilla, 1836 - Madrid, 1870) allí reunidos y aquí
ofrecidos en el orden de lo publicado tras la muerte -prematura, recóndita-
del poeta, quien, sabido es, no llegó a verlos, juntos, en letras de molde. A
varios amigos verdaderos se adeuda su inmortalidad, usando de esa tradición
hispana de consolar viudas y huérfanos mediante fastos póstumos.
¿Romanticismo? Sin público ni alardes de eficacia escénica, sin la hueca
pasión que ansía satisfacer petulancias insaciables. Mejor, posromanticismo,
íntimo, hondo, introspectivo. No hay postizos. La poesía es sincera e intenta
huir, a veces sin conseguirlo, del ripio al que tan inclinados eran los
efectistas, con tantos lugares comunes que convierten al espíritu en una forma
de expresión para el arte de Talía. Nada hay de patético en Bécquer, pues la
tristeza o la melancolía nacen de la profundidad y en ella reposan. El
transporte al papel dota de cuerpo, esbelto, delicado, a lo que salió del
alma.
Azules eran, como hoy, esas pupilas como noches y pálido el musgo del
cementerio de la soledad. El sueño de la razón se une a la lógica del
imaginario, sin estridencias ni afanes plañideros. La palabra como concepto
desnudo del universo interior, espejo de las alturas con estrellas y paisajes
fosforescentes.
«Poesía... eres tú». La inmarcesible liviandad que transpira ilusiones y
estéticas de redonda pureza, a la que se encaraman las populares seguidillas,
con dejos del cancionero andaluz castizo, fuera de salones galantes, contrasta
con otras -pocas- composiciones no tan acabadas, recurrentes o de moderada
subjetividad. El afecto, que no -sólo en parte- la afectación, reside en cada
poema, como sinfonía que brota del epicentro en forma de sentimiento rimado,
donde lo sensual se enfrenta a lo turbador y lo carnal a lo quimérico o
esperanzado, la perfección incorpórea y platónica resumida en una mirada o en
una golondrina que vuelve y no vuelve: amor y desengaño, pasado y futuro.
Que hallazgos tan erizadores de vellos durmiesen en un cajón (a poco en el
extravío) parece un contrasentido, pues a gran parte de ellos debe su
existencia la lírica absorbida por cuantos -simbolistas, modernistas, incluso
parnasianos- pretendieron destilar con su apoyo lo que dio de sí cada musa
particular. Es la estructura nutricia de varias generaciones de poetas con voz
propia, en ese cíclico renacer donde cada creador mantiene las tesituras
iniciales, aunque se distancien, en la forma lograda, del fondo matriz.
Bécquer, con su juego de sueños y despertares, se mantiene en el impreciso
plano de la vigilia emocional, donde la ensoñación tiende al esoterismo y a la
magia, de sugerente plasticidad. El misterio se desliza por lugares
imaginativos, enigmáticos, capaces de alterar con sus exhalaciones el ámbito
de lo concreto, incluso para describir unos ojos de mujer: la poesía misma y
su principio. Ilustraciones, coloreadas, de Charles Whymfer, J. Giacomo, J. H.
Bacon, A. Barraud, J. Grahem, John Seymour Lucas, J. H. Sydney y W. B.
Granesse.
Un escritor reconocido. Un poeta desconocido.
Este es un libro fruto del desorden y superviviente de las mudanzas, como reconoce Olga Lucas en su introducción a este texto. Después de varios años de un laborioso y exhaustivo proceso de revisión de los documentos que José Luis Sampedro dejó tras su fallecimiento en 2013, aún quedaban algunas cajas por explorar, que albergaban uno de los secretos mejor guardados de su autor. Sabíamos que fue un novelista extraordinario, un prestigioso economista e intelectual, y ahora, gracias a este maravilloso hallazgo, descubriremos que también fue un magnífico poeta aunque muy pocos supieran …
Un escritor reconocido. Un poeta desconocido.
Este es un libro fruto del desorden y superviviente de las mudanzas, como reconoce Olga Lucas en su introducción a este texto. Después de varios años de un laborioso y exhaustivo proceso de revisión de los documentos que José Luis Sampedro dejó tras su fallecimiento en 2013, aún quedaban algunas cajas por explorar, que albergaban uno de los secretos mejor guardados de su autor. Sabíamos que fue un novelista extraordinario, un prestigioso economista e intelectual, y ahora, gracias a este maravilloso hallazgo, descubriremos que también fue un magnífico poeta aunque muy pocos supieran de su vocación.
La poesía llegó a su vida en un momento clave y supuso el despertar de su voz literaria, una pasión que no abandonó hasta el final de sus días y por la que sentía un enorme respeto. Movilizado en el frente -en ambos- pasó la Guerra Civil siempre acompañado de su diccionario y su libreta, la primera que acogió sus versos sencillos, elegantes y humanos, a la que seguirían otros cuadernos, folios escritos a mano o mecanografiados, corregidos sin cesar a lo largo de toda su vida y guardados en un sobre con la anotación Días en blanco. Este libro reúne cincuenta años de creación inédita y constituye una pieza esencial para entender el legado de su autor. Ahí reside la magia de este afortunado reencuentro con una faceta desconocida de nuestro querido José Luis Sampedro.
«En su poesía está José Luis Sampedro. En estado puro. Con toda su complejidad. Con toda su humanidad. Con todo su compromiso, con su tiempo y consigo mismo. Con toda su genialidad.»
José Manuel Lucía Megías
***
Este será mi premio y mi victoria.
Que una tarde, al leerme,
necesites buscar entre las páginas,
una rosa olvidada, que no existe.
Y al no encontrarla, silenciosamente,
te asomes angustiado a la ciudad,
y veas, por vez primera,
que elacero y los hombres son ceniza.
Que la brisa es un río de palabras marchitas.
Que siempre que se mira bien el mundo
se asiste al acabar de alguna cosa.
Y que a pesar de todo,
muy en el fondo, inexplicablemente,
es hermoso ser hombre hacia la muerte.
Reseñas:
«Un feliz rescate que completa el retrato de un lúcido escritor. [...] Para José Luis Sampedro, el poema es una chispa, un incendio en lo cotidiano por el que «aspiramos la vida ansiosamente». [...] Su obra poética es un monumento moral a favor de lo humano, de la vida contemplada como un hecho único.»
Diego Doncel, ABC Cultural
«Lo he leído en estos días, y releído hoy. Es una verdadera delicia, y por momentos sobrecogedor encontrarse con la intimidad de un hombre al que conocí, que me honró con su amistad y que es, en mi experiencia y mi sentir, de largo la persona más importante con la que he tenido trato, y posiblemente la más importante con la que vaya a tener trato jamás.»
Lorenzo Silva
«Un libro hermoso, un poético autorretrato.»
Inés Martín Rodrigo, ABC
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