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Una pieza ensayística fundamental en la obra del escritor salvadoreño, encabezada por un ensayo que intenta dar respuestas a la vida y la muerte del poeta revolucionario Roque Dalton.
Roque Dalton es uno de los escritores más brillantes que ha dado El Salvador. Sus ideas revolucionarias le llevaron a unirse a la guerrilla, pero, acusado de traición, murió a manos de sus camaradas. La última correspondencia inédita del poeta con su exmujer y su madre supone el testimonio definitivo del poeta combatiente que hizo de la revolución el eje de su vida. Con una mirada detectivesca y apasionada, Castellanos …
Una pieza ensayística fundamental en la obra del escritor salvadoreño, encabezada por un ensayo que intenta dar respuestas a la vida y la muerte del poeta revolucionario Roque Dalton.
Roque Dalton es uno de los escritores más brillantes que ha dado El Salvador. Sus ideas revolucionarias le llevaron a unirse a la guerrilla, pero, acusado de traición, murió a manos de sus camaradas. La última correspondencia inédita del poeta con su exmujer y su madre supone el testimonio definitivo del poeta combatiente que hizo de la revolución el eje de su vida. Con una mirada detectivesca y apasionada, Castellanos Moya desentraña la figura literaria de Dalton y aporta nuevas luces a las trágicas circunstancias que, envueltas aún en interrogantes, precedieron su muerte.
A este ensayo le acompañan una serie de discursos, conferencias y artículos en los que el autor perfila un autorretrato político –marcado por una identidad salvadoreña de carácter incierto y una vida dividida entre la izquierda y una herencia familiar conservadora— tanto como uno literario: la pulsión vital de su escritura, un inevitable sentimiento de orfandad literaria y el vínculo entre la ficción latinoamericana y la violencia. Piezas magníficas que completan la obra de un autor que procede de un país «donde el miedo y la tragedia han sido desde hace mucho la vida cotidiana».
La crítica ha dicho...
«Castellanos Moya ha convertido la ansiedad en una forma de arte y en un acto de rebelión.»
Natasha Wimmer, The Nation
«Castellanos Moya es un salvadoreño cuyo tema es la dolorosa historia reciente de su país, y como muchos novelistas latinoamericanos contemporáneos [...] trabaja en una cierta atmósfera familiar de aprensión.»
The New York Times
«Horacio Castellanos Moya es un escritor experto [...] Tiene instinto para narrar sucesos, maneja con habilidad las elipsis y utiliza un lenguaje dúctil, rico de matices y capaz de afrontar con solvencia cualquier modalidad discursiva.»
Ricardo Senabre, El Cultural
«A diferencia de tantos escritores que tratan la memoria, escritores que tienen fe en que pronunciar el horror de alguna manera lo silencia, Moya constantemente imposibilita esa opción. [...] En general, las novelas de Moya preguntan: ¿Cuál es el verdadero valor de la memoria?»
LA Review of Books
«Es uno de los escritores más auténticos de Centroamérica, capaz de trasladar a su ficción el ambiente de violencia que se ha respirado en El Salvador bajo formas que escapan a toda tradición y con una voluntad de estilo tan potente como original.»
Diego Gándara, La Razón
«Es un melancólico y escribe como si viviera en el fondo de alguno de los muchos volcanes de su país.»
Roberto Bolaño
«Es el único escritor de mi generación que sabe cómo narrar el horror, el Vietnam secreto que durante mucho tiempo fue Latinoamérica.»
Roberto Bolaño
«Las novelas de Horacio Castellanos Moya no dejan indiferente.»
Rosa Mora, Babelia
«Al igual que Kafka, Moya posee una mirada irónica que conoce a la perfección la forma en la que las burocracias se convierten en corolarios de dictaduras (...) Sus saltos de lo absurdo al terror recuerdan a El Castillo.»
Tommy Wallach, The World PRI
«Castellanos Moya es una figura estelar en el, todavía en marcha, segundo boom de la literatura latinoamericana.»
The New York Review of Books
Esta investigación de Diana Cariboni presenta una reflexión sobre el terrorismo, el discurso político en torno a él, los medios de comunicación y la opinión pública. Un libro imprescindible para desvelar los entretelones de un complejo proceso que aún no ha terminado.
La idea de este libro nació en diciembre de 2014, cuando el sirio Jihad Ahmad Deyab le dijo a su autora: " quiero contar mi historia; quiero contar la historia de Guantánamo. ¿Puede ayudarme? ".
El resultado es una investigación que abarca mucho más que el punto de vista de este liberado de Guantánamo: las negociaciones …
Esta investigación de Diana Cariboni presenta una reflexión sobre el terrorismo, el discurso político en torno a él, los medios de comunicación y la opinión pública. Un libro imprescindible para desvelar los entretelones de un complejo proceso que aún no ha terminado.
La idea de este libro nació en diciembre de 2014, cuando el sirio Jihad Ahmad Deyab le dijo a su autora: " quiero contar mi historia; quiero contar la historia de Guantánamo. ¿Puede ayudarme? ".
El resultado es una investigación que abarca mucho más que el punto de vista de este liberado de Guantánamo: las negociaciones de EEUU y Uruguay, que exponen la magnitud de la asimetría entre los dos países, el improvisado operativo uruguayo para acoger a los seis exdetenidos árabes y musulmanes y la evolución de una cárcel que ha sobrevivido a tres presidentes, Bush, Obama y Trump.
Diana Cariboni viajó a Guantánamo para dar testimonio directo de ese símbolo del poderío estadounidense. Con prosa ágil y atrapante, guía al lector por un recorrido que parte de la notoria cárcel asentada en territorio cubano, hace escalas en los vínculos entre Washington y Montevideo, y revela el esquema de restricciones en el que deben moverse los " liberados " de Guantánamo.
La peripecia de Deyab, antes, durante y después de Guantánamo, es el hilo conductor del libro y llevará a los lectores a mirar más allá de los estereotipos y a seguirlo a través de Brasil, una playa caribeña y los calabozos de la policía secreta venezolana.
" Terrorismo es lo que hace EE. UU. en Afganistán, Irak. La política norteamericana es la definición de terrorismo. El peor enemigo para la población estadounidense es el Estado estadounidense ", dice Deyab en una serie de conversaciones con la autora.
El 18 de junio de 1976, el jefe de la Policía Federal de la dictadura militar, Cesáreo Cardozo, murió en un atentado. Horas antes, Ana María González, militante montonera y compañera de estudios de su hija, le había colocado una bomba debajo de su cama.
La madrugada del 18 de junio de 1976, una bomba mataba al jefe de la Policía Federal Argentina, el general Cesáreo Cardozo, figura en ascenso dentro de la Junta que gobernaba el país tras el golpe de Estado del 24 de marzo.
La cacería se concentró sobre Ana María González, una …
El 18 de junio de 1976, el jefe de la Policía Federal de la dictadura militar, Cesáreo Cardozo, murió en un atentado. Horas antes, Ana María González, militante montonera y compañera de estudios de su hija, le había colocado una bomba debajo de su cama.
La madrugada del 18 de junio de 1976, una bomba mataba al jefe de la Policía Federal Argentina, el general Cesáreo Cardozo, figura en ascenso dentro de la Junta que gobernaba el país tras el golpe de Estado del 24 de marzo.
La cacería se concentró sobre Ana María González, una joven de 20 años, militante de Montoneros, compañera de estudios de Chela, hija del militar.
Ana había estado esa tarde en el departamento de los Cardozo y, con la excusa de hablar por teléfono, había entrado a la habitación matrimonial y puesto una bomba bajo la cama. Enseguida dijo que se sentía mal y se tenía que ir. Fue la última vez que la vieron.
Ana pasó inmediatamente a la clandestinidad y fue un trofeo tan protegido por la organización armada como buscado por la dictadura. Nunca se supo nada más de ella, pero su caso fue usado como pieza fundamental de la narración que construyeron los medios adictos al gobierno militar desde el momento de los hechos hasta nuestros días.
Federico Lorenz siguió las huellas perdidas de esa chica de la que nadie quiere hablar excepto sus acusadores. En una reconstrucción de enorme complejidad, Cenizas que te rodearon al caer consigue que el contexto político, social e histórico le devuelva el contorno humano a la protagonista y habilite nuevas discusiones sobre la violencia política de los setenta y sus profundas consecuencias.
La crítica ha dicho...
«El historiador Federico Lorenz, inscripto quizá sin pretenderlo en un nuevo revisionismo de los 70, rescata del pasado este hecho maldito en Cenizas que te rodearon al caer (extraordinario verso de Gelman), un libro flamante que intenta reconstruir la vida enigmática y la muerte nunca aclarada de esa chica paqueta que a través de un novio llegó a las villas y a la militancia revolucionaria, que después de la explosión se volvió tristemente célebre y fue buscada por cielo y tierra, y que era considerada "una santa de la Orga". El asunto condensa todas las contradicciones de una época manipulada por unos y otros, y recientemente glorificada con peligrosa banalidad por el aparato kirchnerista.»
Jorge Fernández Díaz, La Nación
«Cenizas que te rodearon al caer es un título que trasunta la "melancolía" que le generó al autor recorrer esta historia, un sentimiento que compartirán los lectores de este libro que contribuye a reconstruir las coordenadas de un tiempo en el que tantos jóvenes creyeron necesario inmolarse por la promesa -todavía incumplida- de un país mejor.»
Claudia Peiró, Infobae
«Durante las cuatro décadas que median desde que colocó la bomba que mató al entonces jefe de la Policía Federal Cesáreo Cardozo, la militante montonera Ana María González se transformó en un emblema incómodo, arrastrado hacia el presente por una trama de silencios que el historiador Federico Lorenz desarma en su libro Cenizas que te rodearon al caer, donde interpela en paralelo a una generación que incorporó a la violencia como parte del repertorio político y a una sociedad que aceptó convivir con la ferocidad.
Julieta Grosso, Telam
«Cenizas que te rodearon al caer es una frase hermosa que pertenece a un poema de Juan Gelman y que se ajusta a la perfección al libro que titula. La metáfora de las cenizas no solo es una descripción gráfica del fin de Anita, es, más bien, una reflexión sobre una época del país. Y allí Lorenz no se muestra neutral. La violencia es repudiable en todo momento (¿es repudiable en todo momento?), pero ello no debe obliterar la posibilidad de analizarla y de contextualizarla en términos históricos. En forma muy saludable y poco común, el autor lo hace y asume una posición firme y clara al respecto.»
Pablo Camogli, Misiones Online
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