Novela corta del género de terror y misterio, La Mujer Alta, terminada de
escribir en agosto de 1881 por Pedro Antonio de Alarcón (1833-1891), es una de
las típicas narraciones muy del gusto decimonónico, con ambientación de luz de
gas, serenos y calles solitarias, aunando realismo narrativo y prefiguraciones
fantasmales producto del miedo con el halo mistérico de la noche, donde la
mujer desdentada y con un inquietante abanico en la mano, hecha muerte o
espectro en la imaginación del protagonista, es símbolo de augurios funestos.
El novelista Benito Pérez Galdós (1843-1920) publica Gloria en 1877, en plena
diatriba entre anticlericales y fanáticos del catolicismo más acérrimo desde
que llegaran a España, décadas atrás, las teorías monistas y darwinianas. De
temática religiosa, versa sobre el daño que causa la religión en su extrema y
enfermiza concepción.
Cervantes publica sus Novelas Ejemplares en 1613, tres años antes de morir,
entre ellas Las dos doncellas, pequeño y jugoso relato acerca de dos jóvenes y
sus enredos amorosos que, por obra del destino, no desembocan en desafío
mortal. De tipo idealista, se compone de personajes de la época dotados con
predecibles virtudes y defectos.
La novela Miau, de Benito Pérez Galdós (1843-1920), vio la luz en Madrid
(Imprenta de La Guirnalda) en 1888. La trama, que se desarrolla en la España
del último tercio del siglo XIX, tiene plena vigencia, al plantear el influjo
de la política en el mundo del trabajo, o, mejor dicho, de qué manera
favorece, a pesar la incompetencia para ocupar cargos públicos, arrimarse a la
política imperante como medio para medrar en sociedad, mientras que la miseria
acecha a todo aquél que, sin capacidad aduladora o arribista, se mantiene
crítico con el sistema.
Ternura, emoción y sutileza impregnan cada página de este universal libro de
estampas, que recrea, a modo de diario intemporal no autobiográfico, las
impresiones, la visión lírica, el estro sensible surgidos entre un poeta y su
confidente el burrillo Platero, al que hace protagonista literario -el otro
'yo'- de su universo interior. Juan Ramón Jiménez, escritor de pincel, mezcla
en su paleta los colores del recuerdo, donde la realidad es mínima parte de
las sensaciones, ingrávidas, gozosas, que sostienen la arquitectura de los
sentimientos, y los dispone, en maravillosas tonalidades, sobre el lienzo de
la existencia, vivida, soñada o recreada. …
Impresas en Zaragoza, por Pedro Vergés, en 1637, las Aventuras del bachiller
Trapaza constituyen, tal vez, uno de los relatos más autobiográficos del
vallisoletano Antonio de Castillo Solórzano (1584-1648?), autor del Siglo de
Oro español, al que se deben algunos libros con la picaresca de fondo, que
pudo conocer muy bien, aunque sin llegar al mundo del hampa, a tenor de los
altibajos de su fortuna, nunca pujante, y a la necesidad de apoyo (en especial
del marqués de los Vélez) para sobrevivir en la dura profesión literaria.
Fernán Caballero (1796-1877), seudónimo de Cecilia Böhl de Faber y Larrea,
publica La Gaviota en 1849, si bien la reedición de 1868 (Imprenta de F. A.
Brockhaus) tuvo mayor repercusión. Se trata de una novela de costumbres que no
desecha ocasión para introducir locuciones proverbiales, cuentos, términos
comparativos y cuantas creaciones se deben al genio popular, muy del gusto de
la autora. Esto, unido al tema en sí, donde tampoco falta la tan hispana
relación amorosadel torero y la cantante, hacen del relato un género novelesco
que anuncia, como precedente, el realismo. Los contrastes (Madrid/Sevilla-
Villamar, un pueblecito costero andaluz …
Con prólogo del duque de Rivas, La familia de Alvareda (Madrid, 1856; la
primera novela escrita por su autora según Latour) colocó a Fernán Caballero,
seudónimo de Celia Böhl de Faber y Larrea (1796-1877), en los primeros puestos
de la novelística española decimonónica, en sana competencia con sus
cultivadores del sexo opuesto. Antes que situar la trama en los salones
pedantes donde la autora estaba, por nacimiento y nupcias, llamada a
desenvolverse, escoge un ambiente netamente rural donde desarrollar las
escenas, costumbristas y realistas, alejadas de cualquier sofisticación y
sometidas a rigores atávicos. Sus personajes, como imagen de la España
El novelista Pedro Antonio de Alarcón y Ariza (1833-1891) fue uno de los más
destacados autores del romanticismo español de entronque realista. Con la
novela corta El sombrero de tres picos, publicada en 1874, alcanzó el cenit de
su carrera literaria, narrando, con virtuosa ironía, el paso del Antiguo al
Nuevo Régimen simbolizado por un sombrero de tres canales o aguas frente al
más distinguido de copa que terminaría por imponerse no sólo como moda
suntuaria.
Tristana, novela de Benito Pérez Galdós (1843-1920) publicada en Madrid
(Imprenta de La Guirnalda) en 1892, es uno de los prototipos, no por ser
producto de ficción literaria, de la situación de la mujer a finales del siglo
XIX, aún vigente en algunos aspectos. Enfrentada la emoción amorosa con la
realidad económica y social, un viejo seductor, que ejerce la tutoría moral y
material de la joven y que le ofrece protección masculina pese a la
ambigüedad de la relación, se hace preferible al devaneo con un artista que,
además, pierde interés por la doncellacuando a ésta le es amputada …
Pedro Antonio de Alarcón (1833-1891) escribió
El Capitán Veneno «en ocho días, en el sitio,
fecha y circunstancia que refiere su dedicatoria
al Sr. D. Manuel Tamayo y Baus; lo publiqué, por
trozos quincenales, en la Revista Hispano-
Americana, y después se han hecho de él tres
ediciones en tomo». El volumen del que parte la
presente edición se fecha en 1881. Novela corta
de final feliz, narra la peripecia de un capitán de
recios modales y difícil trato, pero de corazón
ardiente, generoso y amable.
Pedro Antonio de Alarcón (Guadix, Granada, 1833 - Madrid, 1891) escribe en
1852 la novela El amigo de la Muerte, a la que subtitula Cuento fantástico,
siendo, por tanto, uno de sus primeros relatos, en este caso en pleno imperio
del romanticismo, donde el tema de la Muerte acapara no pocos emprendimientos
literarios. Escrito de juventud, forma parte del arsenal fraguado en su natal
Guadix, de donde salieron numerosas piezas de su gabinete, antes de su
consagración, pronta y merecida, como novelista, político y académico.
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