Desde muy pequeño, la comida y yo hemos tenido una relación estrecha y
directa. La línea que nos separaba era tan c eñida que hemos sido como
siameses. Reprimido, atemorizado, el acoso escolar y el sobrepeso me
alimentan con sentimiento de rabia, rencor, venganza. Y con diecisiete
años me tiro al vacío y dejo de comer. El espejo, el cuerpo, la
restricción, soñando una reencarnación que está de oferta y que termina
por salirme cara. Esa cara que pudo haber sido cruz.
Aquel extremo
llevó al otro, a crear otro monstruo, uno más voraz, contundente,
salvaje: el atracón. Durante más …
Desde muy pequeño, la comida y yo hemos tenido una relación estrecha y
directa. La línea que nos separaba era tan c eñida que hemos sido como
siameses. Reprimido, atemorizado, el acoso escolar y el sobrepeso me
alimentan con sentimiento de rabia, rencor, venganza. Y con diecisiete
años me tiro al vacío y dejo de comer. El espejo, el cuerpo, la
restricción, soñando una reencarnación que está de oferta y que termina
por salirme cara. Esa cara que pudo haber sido cruz.
Aquel extremo
llevó al otro, a crear otro monstruo, uno más voraz, contundente,
salvaje: el atracón. Durante más de una década no hay saciedad que
valga. Siempre más. Y siempre menos. La restricción también regresa.
Mientras tanto, subo montañas, las bajo en medio minuto, castigándome,
fatigándome, engañándome, ausentándome, pasando el tiempo. Pero hay
atracones que llegan y no son ni de azúcar ni salado, son los atracones
de apego. De quien aterriza en tu vida y te escucha, te comprende, no te
juzga y te acaricia el corazón. Y juntos, diseñáis una estrategia:
pedir ayuda. Decides ir a terapia.
La palabra, la emoción, las
herramientas, el trabajo en equipo van tomando el timón y ganando la
partida al atracón. Ya no hay siameses. Hay un yo, hay alimentación. Por
separado.
Por cierto, soy Negu Karlsson. Soy chico. He sufrido trastornos de la conducta alimentaria. Pero soy uno más.
Me gustaría compartir un rato con todxs vosotrxs.
También
me podéis llamar Jesse, el protagonista de mis dos trabajos, que en
realidad forman un conjunto: kg y Jesse y Céline: El viaje en tren más
bonito del mundo.
Estos dos trabajos se ocupan de dar voz a un
paciente de TCA (trastorno de la conducta alimentaria) bajo un prisma
especial y con un formato diferente. Priman las emociones, la
interpretación y el sonido de la soledad, el monólogo del dolor, las
reflexiones, los viajes, la terapia, la importancia del apego. Mientras
que kg rodea la historia personal del protagonista, Jesse, su historia
con la alimentación, en Jesse y Céline: El viaje en el tren más bonito
del mundo emigra hacia la relación de apego de nuestro «héroe» con
Céline y la ciudad de Vitoria-Gasteiz. La importancia del apego es vital
para vivir en condiciones saludables.
Kg es su primer trabajo.
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