Un encuentro con el mundo íntimo del gran escritor portugués José Saramago.
Durante cuatro años, Miguel Gonçalves Mendes filmó a José Saramago y Pilar del Río en su intimidad de Lanzarote, a lo largo de sus viajes por todo el mundo, en fiestas con amigos y familia. De esa intensa grabación resultaron, primero, la película José y Pilar, y ahora un libro compuesto, esencialmente, de material inédito: horas de conversaciones que exploran grandes cuestiones como la política, el amor, el trabajo, la literatura o la muerte.
«La grandeza de Saramago no tiene adjetivos que la definan fielmente, y …
Un encuentro con el mundo íntimo del gran escritor portugués José Saramago.
Durante cuatro años, Miguel Gonçalves Mendes filmó a José Saramago y Pilar del Río en su intimidad de Lanzarote, a lo largo de sus viajes por todo el mundo, en fiestas con amigos y familia. De esa intensa grabación resultaron, primero, la película José y Pilar, y ahora un libro compuesto, esencialmente, de material inédito: horas de conversaciones que exploran grandes cuestiones como la política, el amor, el trabajo, la literatura o la muerte.
«La grandeza de Saramago no tiene adjetivos que la definan fielmente, y los que existen se quedan cortos. Tampoco hay palabras para definir con justicia esa sociedad que José y Pilar forman.»
Luis Sepúlveda
«Me siento orgulloso y agradecido de que ambos me permitieran entrar en sus vidas y compartir momentos inolvidables, donde el dolor, a un ritmo lento e inexorable, se aproximaba, pero el entusiasmo por cambiar las cosas y por luchar estuvieron presentes hasta el final. José Saramago estará allí donde lo necesitemos; sus pensamientos, sus ideas, su vida, su amistad, siempre nos acompañarán. Y Pilar, su traductora, su amiga, su amante, su esposa, su musa, a quien dedicó todas sus obras desde que la conoció, será su legítima representante y continuará con su lucha.»
Baltasar Garzón
«Observé la manera en la que se dirigía a la gente, sin diferenciar entre la señora que pone el plato en la mesa o el pez gordo condecorado que se sienta bien orgulloso a su lado. Creo que era mi abuela quien decía que la gente ofrece su mejor sonrisa a los suyos y mala cara a los demás. Y en cierto modo, [para Saramago] todos eran de los suyos. Ese toque popular que otorga el nacer entre los más sencillos impide siempre desligarse de la percepción de la diferencia, del desajuste social, y otorga una humildad enorme.»
Valter Hugo Mãe
