Como cualquier otra revolución, un proceso de desarrollo personal nace cuando sientes que tu ideario vital es insuficiente, que no se ajusta a tu realidad. Necesitas renovar algunas de tus ideas, eliminar o modificar creencias o bien adoptar otras que se ajusten mejor a la forma en la que en este momento entiendes la vida.
Cuando hablamos de cambio, hablamos de un acto de necesidad, de firme convicción y, ante todo, de valentía. Porque en ocasiones no hay más opción que hacerlo: mudar la piel, arrancar raíces y buscar otros mapas para poder «ser», para reiniciarnos y hallar ese equilibro …
Como cualquier otra revolución, un proceso de desarrollo personal nace cuando sientes que tu ideario vital es insuficiente, que no se ajusta a tu realidad. Necesitas renovar algunas de tus ideas, eliminar o modificar creencias o bien adoptar otras que se ajusten mejor a la forma en la que en este momento entiendes la vida.
Cuando hablamos de cambio, hablamos de un acto de necesidad, de firme convicción y, ante todo, de valentía. Porque en ocasiones no hay más opción que hacerlo: mudar la piel, arrancar raíces y buscar otros mapas para poder «ser», para reiniciarnos y hallar ese equilibro entre necesidades y logros, entre deseos y conductas.
Toda revolución, y estos procesos lo son, comienza en tu interior, comienza con un pequeño “clic” en tu cabeza. Esta obra contiene lo esencial de ese proceso resumido en pequeñas dosis. Píldoras de inspiración capaces de generar esos “clics”. Estás, por tanto, ante un libro inspirador y con un gran potencial para transformar tu vida.
En menos de 100 palabras es además una propuesta diferente y disruptiva.
Un texto que no ha sido concebido para ser leído necesariamente en el orden habitual. Aquí cada lector puede decidir el principio y determinar el final. Dirigido a todas aquellas personas que creen en el poder de la inspiración, a las personas que piensan que leer sobre desarrollo personal es más agradable si encuentran belleza entre sus líneas y a las personas a las que no les gustan los libros pero que la ligereza de texto les deja sin excusa para descubrir que, con palabras impresas (menos de cien) también se puede tocar un corazón o inspirar una vida.
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